Saber cómo combatir la ansiedad, un sentimiento que todos poseemos y que cada vez se vuelve más frecuente, es muy importante para llevar una vida sana y plena, lejos del estrés y el malestar
La palabra ansiedad proviene del latín (anxietas, anxietatis) y es la cualidad o estado del adjetivo latino anxius (angustiado, ansioso). A su vez, se relaciona con el verbo angere (estrechar, oprimir), de donde también vienen otras palabras como ansia, angina, angosto, angustia y congoja.
Lamentablemente, este término se escucha cada vez con mayor asiduidad debido a las exigencias con las que tenemos que enfrentarnos de forma cotidiana. Vivimos en un sistema que nos exige ir cada vez más rápido, hacer la mayor cantidad de cosas en el menor tiempo posible, abarcar múltiples conocimientos, ser “multitasking”, graduarnos, después hacer un máster, luego un doctorado para ser «exitosos», etc., etc.
Tan solo con leer esto, ¡uno siente ansiedad! ¿Qué nos queda entonces en el día a día? Pareciera que uno tiene que vivir en una carrera contrarreloj, porque el tiempo se acaba y no alcanza; no alcanza para todo lo que tenemos que hacer.
Para abordar este tema, entrevisté al Lic. Marcelo Handel, nada más ni nada menos que mi papá! Quien es psicoterapeuta de la Universidad de Buenos Aires y director del Centro Larrea de Salud Mental, especialista en psicoterapia de pareja, adolescentes y adultos.
Marcelo, por favor, nos podrías decir ¿qué significa tener ansiedad?
M: La ansiedad es un estado de ánimo normal, común en todas las personas, como el hambre o la sed. La ansiedad es un alerta del organismo, del sistema nervioso central, en el que (por ejemplo) frente a situaciones de estrés, peligro o riesgo, el sistema se prepara para defenderse o cuidarse frente a una situación que no puede manejar. Es una emoción ligada a un sentimiento o estado de ánimo. Puede devenir en un cuadro patológico (como ataques de pánico), que se puede volver crónico o no.
La ansiedad no siempre está ligada a una situación traumática; puede relacionarse con la espera, como los niños cuando ansían el regalo de Navidad o de Reyes. Este hecho particular puede despertar tanta ansiedad, que se produce un trastorno de sueño el día anterior. Lo que ocurre es que se produce un desborde, incontrolable por momentos.
¿Y por qué la ansiedad sería cuidarse?
M: Porque frente al peligro, el organismo se prepara para defenderse de algo que no sabe, que no conoce. De un peligro inminente, pero que no sabe cómo, dónde ni de qué manera. Es como si el cuerpo dijera: “prepará las alertas, porque te estoy avisando que algo está pasando o puede pasar”.
¿Cuál es la diferencia entre estrés y ansiedad o cómo están ligadas?
M: El estrés es una descarga del organismo. Éste tiene alertas que varían de acuerdo a las personas, vivencias o historia que le ha tocado vivir a cada uno. Algunos, tienen más o menos herramientas para protegerse, por lo que esto determinará la forma en que el individuo afrontará la situación que le toca vivir. Lo que a uno le produce estrés, por ejemplo rendir un examen, a lo mejor otro lo vive peor o más tranquilo.
Cabe destacar que los cuadros no son puros, son mezclados; puede haber ansiedad, angustia, estrés. Este último, desde la OMS, se define como la pérdida de equilibrio de la salud del cuerpo humano, que puede estar apoyado en la ansiedad o un cuadro de angustia por exceso laboral, de maltrato, de actividades, entre otros. El cuerpo habla y reacciona.
Los síntomas del estrés pueden ser parecidos o no a los de la ansiedad. Para saber de dónde provienen los mismos, es necesario descubrirlo a través de un camino de terapia. Sin embargo, es importante tener en claro que no es lo mismo vivir en el campo que en la ciudad, así como tampoco tener un trabajo que implica estar todo el tiempo bajo presión, en relación a otros que no requieren tanta exigencia.
Entrelazando un poco los conceptos, se puede decir entonces que la ansiedad se relaciona con un miedo o angustia por anticiparse a algo que aún no ha sucedido. Es decir, tiene que ver con la incertidumbre.
M: Exacto. Si uno hace un análisis general de la patología, existe la ansiedad anticipatoria (para conocer otros tipos de ansiedad, te aconsejo leer este artículo), que es una característica común del cuadro de la ansiedad, en el que la persona se autogenera y autogesta el síntoma porque se anticipa, casi de forma desmedida, a lo que puede suceder. El cuerpo se defiende ante la incertidumbre.
Sus síntomas más comunes son la falta de apetito, insomnio, disfunción sexual, trastornos menstruales, caída del cabello, reacciones alérgicas, entre otros. Y en un cuadro más complicado, como un ataque de pánico, existe un compromiso orgánico, aunque el paciente (luego de haberse hecho estudios, que hay que hacerlos siempre para descartar alguna enfermedad) no tenga nada. A pesar de ello, el síntoma persiste (como puede ser taquicardia, frío, calor, opresión en el pecho), entonces ahí sí se puede deducir que se trata de un trastorno psicológico.
Este último es un desorden de ansiedad que genera complicaciones físicas. Generalmente, la gente lo describe como que le va a pasar algo; algo que se torna inmanejable. Frente a esta situación, se despiertan los sentimientos más infantiles y primarios; entre ellos, la desprotección y el desamparo, propios de un bebé cuando nace.
¿Y cómo puede saber una persona si su ansiedad es normal o si precisa consultar con un especialista?
M: Si los manejos que tiene se tornan indominables y comienzan a afectar sus actividades, obligaciones y/o quehaceres, por ejemplo, como consecuencia de trastornos en el sueño, alimentación no adecuada, falta de apetito, caída de pelo o falta de aire, entre otros posibles síntomas, será necesario hacer una consulta con un profesional.
Y en el caso de una persona que tiene niveles de ansiedad que no requieren de tratamiento, ¿qué le podés aconsejar, desde lo preventivo, para controlarla o incluso disminuirla?
M: Le aconsejo que empiece a buscar actividades placenteras, que disfrute al aire libre y que practique algún deporte, así como también disciplinas que lo contrarresten un poco, como podría ser pintar, tocar un instrumento, hacer Yoga o meditar, dado que la competencia deportiva puede generar ansiedad.
Es decir, lo importante es buscar algo que sea placentero, lúdico, agradable y que genere tranquilidad, que sea esperado por la persona y que llene los espacios de exigencia, que están cubiertos con lo laboral y lo existencial de la diaria. Que “corra” la cabeza de la angustia y displacer, canalizando todo el exceso de energía que le puede generar una situación no tan placentera, para poder manejarla distinto.
También ayuda mucho la sociabilización del síntoma. Contárselo a algún amigo, pareja o a alguien cercano, que puede estar o no en la misma situación. El hecho de poder contarlo, genera un gran alivio.
Conclusiones
M: Como conclusión, creo que es interesante destacar que las personas deben escucharse a sí mismas para estar atentas a las alertas que les da el cuerpo. La omnipotencia es un motor que, muchas veces, puede volverse una enemiga dentro de nosotros mismos y que, como todo, luego tiene consecuencias. La persona tiene que pensar en cuáles son las consecuencias que puede traerle excederse en ciertas funciones o actividades. Hay que pensar qué se pierde y qué se gana cuando uno toma una elección.
Y como destacaba antes, resulta fundamental tener espacios propios y darse el tiempo para concentrarse en uno mismo. Es necesario hacerse lugar para esos momentos.
Comentarios finales
Le agradezco profundamente al Lic. Marcelo Handel por el tiempo que nos ha brindado y por compartir sus conocimientos.
Espero que esta nota te haya sido útil para esclarecer dudas y saber cómo combatir la ansiedad que todos tenemos pero, sobre todo, para que recuerdes siempre la importancia de cuidar tu cuerpo. Si sentís que hay temas que no estás pudiendo manejar, escuchalo y realizá una consulta con un profesional. ¡No perdés nada! Solo despejar dudas.
Y si este no es tu caso, recordá regalarte momentos para vos, hacer cosas que te gusten, descansar, aquietar la mente, disfrutar y cuidar tu cuerpo, ya que allí se aloja nuestro espíritu.
La vida es un camino hermoso, con subidas y bajadas, así que lo interesante es recorrerlo disfrutando y creciendo a cada paso que damos.
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